miércoles, 9 de mayo de 2012

MUERTES DE PERROS

MUERTES DE PERROS.

     Cinco ejemplos literarios de otra tantas muertes de perros, cuatro en distintos poemas y uno extraído de una novela de autor polaco Czeslaw Milosz (1911 - 2004).


MUERTE DE UN PERRO
 
Llegando a la ciudad
Pude ver que asaltaban los muchachos al perro
Y le obligaban, confundidos los gritos y el aullido, a deshacer el nudo
Con el cuerpo del otro                   
y la carrera loca contra el muro,
y la piedra terrible contra el cráneo,
y muchas piedras más.
Y vuelvo a ver aquel girar
de súbito, todo el espanto de su cuerpo,
su vértigo al correr,
su vida rebosando de aquel cuerpo flexible,
su vida que escapaba por los abiertos ojos,
cada vez más abiertos
porque la muerte le obligaba, con su prisa iracunda,
a desertar de dentro tanta sustancia por vivir,
y por el ojo sólo tenía la salida;
Porque no había luz,
Porque sólo llegaba tenebrosa la sombra.
Allí entre desechos
De aquel muro de inhóspito arrabal
Quedó tendido el perro;
Y ahora recuerdo su cabeza yerta
Con angustia imprevista:
Reflejaban sus ojos, igual que los humanos,
El terror al vacío.
                             Francisco Brines (Palabras a la oscuridad, 1966)


MALOS RECUERDOS
Llevo colgados de mi corazón

Los ojos de una perra y, más abajo,

Una carta de madre campesina.



Cuando yo tenía doce años,

Algunos días, al anochecer,

Llevábamos al sótano a una perra
Sucia y pequeña.

Con un cable le dábamos y luego
Con las astillas y los hierros. (Era
Así. Era así.
                    Ella gemía,

Se arrastraba pidiendo, se orinaba,
Y nosotros la colgábamos para pegar mejor).


Aquella perra iba con nosotros
A las praderas y los cuestos. Era
veloz y nos amaba.

Cuando yo tenía quince años,
Un día, no sé cómo, llegó a mí

Un sobre con la carta del soldado.


Le escribía su madre. No recuerdo:
“¿Cuándo vienes? Tu hermana no me habla.

No te puedo mandar ningún dinero…”


Y, en el sobre, doblados, cinco sellos
Y papel de fumar para su hijo.

“Tu madre que te quiere…”
                                             No recuerdo
El nombre de la madre del soldado.


Aquella carta no llegó a su destino:
Yo robé al soldado su papel de fumar
Y rompí las palabras que decían
El nombre de su madre.


Mi vergüenza es tan grande como mi cuerpo,

Pero aunque tuviese el tamaño de la tierra
No podría volver y despegar

El cable de aquel vientre ni enviar
La carta del soldado.

                                     Antonio Gamoneda, Blues castellano, 1961-1966.


EST-CE QUE TU ES UN CHAT OU UN CHIEN?

Vimos esta mañana morir un perro
En la carretera, y arrastrándose
Llegó a la cuneta sin que se oyese nada,

Los cuartos traseros muertos ya, colgado
De su súbito cadáver insepulto, mudos 

de sangre, llegó hasta la cuneta sin gritar, envolviéndonos

en el silencio doble
de su media agonía sin objeto.

No sé qué hacer ahora

Con esta tristeza de perro muerto

Y la torpeza de las palabras puestas en fila,

Rabos tocando hocicos, eslabones

Uniendo nada con ninguna parte.


                                 Jorge Reichmann (La verdad es un fuego donde ardemos).


Perros suicidas

      Andan vagando a su suerte por las quebradas carreteras de El Ecuador. Híbridos perrunos, rabiosos, legañosos, desfallecidos, desean morir cuanto antes y atentan contra sí mismos tirándose contra los autos que circulan ajenos a su drama. Sus cuerpos son atropellados una y mil veces, cadáveres contumaces que jalonan los caminos de la Mitad del Mundo convertidos en manchas sanguinolentas, muertos de matarse,  porque, seguramente, su vida vale menos que su muerte. Yo también maté a uno.

Buscan la muerte a pie de carretera,

Cimarrones, cansinos, fugitivos.

No se sabe si perros o chivos
O si cruces de hiena con pantera.


Cadáveres anónimos de acera

Destripados por raudos deportivos,

De la hambruna a los hijos adoptivos

Que se dan a morir en la carrera.


Hoy he matado a uno, perro y gato.

Encima se tiró del parachoques.

Perruno sacrifico de arrebato.


Primero fue el frenazo y luego el choque.
Ya soy un matador hostil, barato:

Sentí su bronca muerte en el embroque.


      Pedro Atienza, Funambulismos ecuatorianos. (Diario de Alcalá, 31.05.2011, p. 14).


            Por aquel entonces, se presentó un caso de rabia en la región, y corrió la sospecha de que uno de los perros del pueblo había sido mordido por un perro rabioso. Decían que convenía matarlo, pero nadie se decidía a hacerlo, hasta que Domcio lo supo y se ofreció para sacrificarlo. Se lo entregaron de mala gana, porque, a lo mejor, ni siquiera había sido mordido. El perro, grande, negro, con el rabo levantado y pelos blancos en el hocico, daba saltos de alegría junto a él, contento de que le soltaran y de salir al campo, en vez de bostezar y buscarse las pulgas. Le dio de comer y, luego lo condujo junto a un lago situado en medio de un pequeño promontorio en un tranquilo recodo del Issa. […] Domcio ató al perro con una soga gruesa. Él se sentó a poca distancia, con la carabina en la mano. Sacó las balas del cargador y colocó unos balines de madera que él mismo había tallado. El perro meneaba alegremente la cola y soltaba pequeños ladridos. Había llegado el momento: podía disparar, o no disparar, se acercó la culata al hombro, retardando el instante para poder deleitarse con la posibilidad misma. Era precisamente eso: el perro no sospechaba nada, y él, Domcio, tenía en su mano la elección, era él quien decidía. Y, más aún, por un movimiento de su dedo, el perro pasaría enseguida a ser otra cosa: ¿pero qué cosa? ¿caerá muerto, o seguirá saltando? Y, al mismo tiempo, bajo el peral y en los alrededores, todo cambiaría. Nada es comparable al poder mortífero de una bala; aquella paz, aquel silencio, como si el hombre no estuviera allí. Y, sin ira ni esfuerzo, decir: ya.

          Se oía tan sólo el ruido de los juncos movidos por el aire; la lengua colorada y húmeda del perro colgaba del hocico abierto. Lo cerró de golpe con un ruido seco: había atrapado una mosca. Domcio apuntaba a su brillante pelaje.

          Ya. Durante una fracción de segundo, el perro quedó como atónito. Y, en seguida, se lanzó adelante, con  un ladrido ronco, tensado por la cuerda. Enfadado por esa actitud hostil, Domcio disparó la segunda bala. El perro cayó, se levantó y, de pronto, comprendió. Con el pelo erizado empezó a retroceder anta la visión aterradora. Recibió otros balazos, pero espaciados, para que no muriese demasiado aprisa; y después de cada disparo, el espectáculo variaba, hasta que el perro no pudo más que arrastrarse por el suelo con la parte trasera, entre gemidos y convulsivos movimientos de patas, caído ya sobre un costado.

        De vuelta a su cabaña, junto al fuego, Domcio reflexionó sobre temas teológicos, basados en el recuerdo de aquellos instantes. Si él estaba tan por encima del perro, hasta el punto de poder disponer de su destino a su antojo, ¿acaso dios no hacía lo mismo con los seres humanos? Sentí rencor contra Dios. Sobre todo por su insensibilidad anta sus más sinceras súplicas de ayuda.  En cierta ocasión, en vigilias de Navidad, les faltó en casa incluso el pan, y su madre lloraba y rezaba arrodillada ante una imagen santa: él pidió un milagro. Subió al desván, se arrodilló y, después de persignarse, dijo con sus propias palabras: “Es imposible que no veas la tristeza de mi madre. Haz un milagro y me entregaré a Ti; mátame en seguida; después, permíteme tan sólo ver el milagro”. Saltó de la escalera, seguro de que sería escuchado, se sentó tranquilo en el banco y esperó. Pero Dios se mostró totalmente indiferente, y madre e hijo se fueron a dormir hambrientos.  

    En el valle del Issa, Czeslaw Milosz, (1955), epígrafe 25.

viernes, 28 de mayo de 2010

vocabulario

alfil1.

(Del ár. hisp. alfíl, este del ár. clás. fīl, y este del pelvi pīl, elefante).


1. m. Pieza grande del juego del ajedrez, que camina diagonalmente de una en otra casilla o recorriendo de una vez todas las que halla libres.



--------------------------------------------------------------------------------


alfil2.

(Del ár. hisp. alfi[l], y este del ár. clás. fa'l).


1. m. desus. agüero.

aldaba.
(Del ár. hisp. aḍḍabba, y este del ár. clás. ḍabbah, literalmente, 'lagarta', por su forma, en origen semejante a la de este reptil).
1. f. Pieza de hierro o bronce que se pone a las puertas para llamar golpeando con ella.
2. f. Pieza, ordinariamente de hierro y de varias hechuras, fija en la pared para atar de ella una caballería.
3. f. Barreta de metal o travesaño de madera con que se aseguran, después de cerrados, los postigos o puertas.
tener buenas ~s.
1. loc. verb. coloq. Disponer de influencias o amistades poderosas.
□ V.
caballo de aldaba

alfeñique.
(Del ár. hisp. fa[y]níd, este del ár. clás. fānīd, este del persa pānid, y este del sánscr. phaṇita, concentrado de guarapo).
1. m. Pasta de azúcar cocida y estirada en barras muy delgadas y retorcidas.
2. m. coloq. Persona delicada de cuerpo y complexión.
3. m. coloq. Remilgo, compostura, afeite.
4. m. And. valeriana.

viernes, 7 de mayo de 2010

Teatro del Renacimiento

TEATRO HASTA EL SIGLO XVI


Apenas hay testimonios teatrales hasta el siglo XV, la única pieza que conservamos de este periodo es un breve fragmento con el título Auto de los Reyes Magos que se encontró en la catedral de Toledo en el Siglo XVIII y que podría datar de finales del siglo XII o principios del XIII.

En España el Teatro Medieval nació en los templos vinculado a celebraciones religiosas, escenificando hechos tomados de la historia sagrada. Estas primitivas obras se realizaban dentro de las iglesias y plazas de los pueblos. Estas primeras obras religiosas se llamaron autos.

Simultáneamente hubo un teatro profano que estuvo construido por los llamados “juegos de escarnio” de los cuales solo queda el nombre.

TEATRO RENACENTISTA


En la 1ª mitad del s.XVI, tenemos dos tipos de teatro, hecho por los mismos autores:

EL TEATRO RELIGIOSO:

El teatro de principios del siglo XVI continúa el de los maestros anteriores, que aún desarrollan su obra. Imita escenas pastoriles sobre el Nacimiento o la Pasión de Cristo, la adoración de los Reyes Magos, etc., y cultiva el dialecto sayagués. La aportación de los dramaturgos del primer Renacimiento al teatro humanístico consiste en traducciones y adaptaciones de tragedias y comedias de autores grecolatinos, destinadas a la lectura de un público minoritario. Como teatro culto, su impacto social fue muy reducido.


EL TEATRO PROFANO: Toma básicamente como modelos la comedia latina de Plauto y Terencio y el teatro italiano de la época (Boccaccio)

OBRAS DIALOGADAS. Siguiendo la tradición de la Celestina, aparecen varias comedias en las que se potencia, sobre todo, la parte obscena y el inframundo de la prostitución. Muchas de ellas tenían finales felices.

En la 2ª mitad del s.XVI, los dramaturgos se proponen actualizar el teatro, buscando una expresión dramática más acorde con los intereses de los nuevos tiempos. Para ello incorporan a sus obras temas que se retomarían luego en el teatro barroco. Las obras dramáticas tratan ahora asuntos históricos y novelescos, mostrando personajes, situaciones y desenlaces dramáticos sorprendentes. Con la intención de atraer a un público más amplio lo llevan a la calle, siguiendo el ejemplo de las compañías italianas de la comedia dell’arte.

Sigue habiendo teatro religioso. Códice de autos viejos. Obras de Timoneda. Obras de jesuítas (en latín y castellano).¨

El teatro profano y Lope de Rueda.


LOPE DE RUEDA:



Lope de Rueda. Fuente: Kalipedia
Hablar del teatro popular en la 2ª mitad del s.XVI es hablar del sevillano Lope de Rueda. Además de autor, fue empresario y actor. Recorrió con su compañía muchas ciudades y pueblos de España, alcanzando gran celebridad. Su producción dramática abarca los géneros de la comedia y el teatro breve. En este género, el más destacado de su producción teatral, nos ha dejado los pasos (Las aceitunas, La ciudad de Jauja, La carátula, Cornudo y contento) , un conjunto de pequeñas piezas en prosa, de carácter cómico y realista, que se representaban de manera aislada o en los entreactos de las comedias. En los pasos, los asuntos, ambientes y personajes son de raíz popular. La figura del bobo anticipa la del gracioso de la comedia barroca. Los pasos se hallan en el origen del género del entremés, que tanto éxito tendrá en el s.XVII con Cervantes.

El teatro de Lope de Rueda refleja la influencia italiana en sus comedias. Pero sus obras más conocidas son sus pasos, piezas teatrales breves de carácter cómico. Los pasos suelen estar protagonizados por personajes arquetípicos como el bobo o el criado y representan una acción desligada de la de la comedia en la que se incluyen. Se trata de un género de carácter popular porque el autor busca expresiones que agraden a un público amplio y con las que este se pueda identificar: aparecen elementos folclóricos en la trama, se emplea un lenguaje coloquial, etc. Este último es uno de los grandes aciertos del autor, pues mantiene lo que se conoce como decoro: sus personajes hablan como les corresponde.

En los pasos de Lope de Rueda suele aparecer el contraste entre el mundo organizado de la sensatez y el mundo al revés que concibe el loco o el simple y que desencadena la comicidad. El bobo es uno de los personajes más representativos de su obra; este se caracteriza además por ser indiscreto, glotón y rudo. A menudo, el paso se centra en la burla que otros personajes hacen de él. Su lenguaje es confuso y tiende al enredo y al equívoco, lo que supone la base del chiste.

Tragedias de fin de siglo: Las obras llamadas “tragedias” en esta época son dispares, muchas de ellas con episodios cómicos. Con críticas del absolutismo de Felipe II.

Autores: destacan Juan de la Cueva (teatro experimental) y Cervantes (El trato de Argel y El cerco de Numancia).

Novela renacentista

Las novelas renacentistas
De Wikillerato
Tiene mensajes nuevos (dif. entre las dos últimas versiones).
Saltar a navegación, búsqueda
Los Libros de caballerías y la Novela sentimental dominan la narrativa española de buena parte del siglo XVI, pero empiezan a aparecer otras formas:

Tabla de contenidos [ocultar]
1 La novela pastoril
1.1 Los siete libros de la Diana
1.2 La Diana enamorada
1.3 La Galatea
1.4 La Arcadia
2 Las novelas "realistas"
2.1 La lozana andaluza
2.2 Vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades
3 Otros subgéneros
4 Notas
5 Enlaces externos


[editar] La novela pastoril
Este subgénero comienza en España en íntima asociación con los Libros de caballerías y así Feliciano de Silva incluyó en su Amadís de Grecia (1530) la historia del pastor Darinel que ama a la desdeñosa pastora Silvia, en realidad, hija de Lisuarte de Grecia. El afecto de Silva por el pastor enamorado le llevó a introducir este personaje en su Segunda comedia de Celestina (1534). Otro episodio de este género se encuentra en los Coloquios satíricos (1553) de Torquemada, el séptimo de los cuales es una narración de amor pastoril.

[editar] Los siete libros de la Diana
Escrita por el portugués Jorge de Montemayor (¿1520?-1561), es la primera novela pastoril como tal. Aunque estaba dirigida a un público de nobles señores y damas, la obra tuvo un éxito instantáneo y continuó interesando por largo tiempo. En España se hicieron veinte ediciones entre los siglos XVI y XVII, a las que siguieron numerosas imitaciones: una segunda parte, de muy escasa calidad, de Alonso Pérez (1564); otra de Gil Polo, Diana enamorada (Valencia, 1564); La Galatea (Alcalá, 1585) de Cervantes; La Arcadia de Lope de Vega (Madrid, 1598), y así hasta un total de dieciocho novelas antes de 1635. El género se extendió rápidamente por otros países: la Diana fue traducida al francés en 1578, al inglés (con la segunda parte de Alonso Pérez y Diana enamorada) en 1598. Las imitaciones también surgieron pronto.

La obra, que mezcla prosa y verso, cuenta cómo Sireno, hecho desgraciado por el súbito cambio en el corazón de Diana y su matrimonio con otro, se encamina en compañía de un grupo de otros infelices enamorados a la corte de la maga Felicia, famosa por saber curar todas las tristezas. Sireno toma el filtro mágico que le ofrece la maga y olvida su amor hacia Diana, quien, desgraciada en su matrimonio, es la única que queda desconsolada.

Como era habitual en las ficciones pastoriles, se trata ante todo de una discusión prolongada acerca de la naturaleza del verdadero amor y de las variadas pruebas y complicaciones que los enamorados pueden sufrir o crear. En este caso, la actitud de Montemayor resulta muy tradicional: para él el amor es un destino contra el cual es inútil luchar; es una fuerza irracional y hostil a la razón. Casi inevitablemente el amor conlleva sufrimiento, que es bueno porque pone de manifiesto la sensibilidad del enamorado y además le ennoblece. Las coincidencias con los postulados de la poesía amorosa del cancionero y de las novelas sentimentales del siglo XV son evidentes.

Estructura:

Primera parte (libros I-III). Se caracteriza por los siguientes elementos distintivos:
Historia de Sireno-Diana-Silvano.
Cada libro introduce una novelita nueva, cuyas protagonistas son pastoras (Selvagia, Felismena y Belisa) desgraciadas a causa del amor.
Esta parte es lineal y se construye por la suma sucesiva de los personajes que van apareciendo.
Segunda parte (libro IV). Constituye el centro axial de la novela, no hay acción sino que es descriptiva, centrándose en el fabuloso palacio de Felicia. Se da la solución a todos los conflictos amorosos.
Tercer parte (libros V-VII). Posee los siguientes elementos diferenciadores:
No hay una historia en cada libro, sino que se concentran varias en cada uno porque ahora la composición es a base de aventuras paralelas.
Todas las acciones se narran en tercera persona: las historias nuevas que aparecen se cuentan mediante un diálogo en el que participan -al menos- tres personajes.
[editar] La Diana enamorada
Compuesta por Gaspar Gil Polo es -además de una de las más bellas obras españolas del XVI tanto por su prosa como por su verso- una continuación de la primera Diana, por lo que prosigue su mismo patrón y retoma algunos de sus personajes.

El relato cuenta cómo Diana, habiéndose enamorado otra vez de Sireno, encuentra a una extraña pastora que, al oírle cantar su amor desgraciado, discute con ella sobre este tema. Alcida, se ofrece a ayudarla a vencer su dolor. Diana confiesa que no desea alivio a costa de arrancar el amor de su corazón y, de todos modos, no cree posible resistírsele. Delio, marido de Diana, aparece y se enamora al instante de Alcida. Al oír que se acerca otro pastor y, reconociendo su voz, Alcida huye perseguida por Delio. El recién llegado, Marcelio, le cuenta a Diana sus infortunios, causados porque Alcida, a quien estaba prometido, se siente traicionada por él hasta el punto de que le huye cuando se acerca.

No se trata solamente de un relato intrincado, sino de una variada colección de "casos de amor":

Diana representa una concepción de amor, complicada por un matrimonio desgraciado que le impide encontrar ninguna solución;
a Alcida, que representa otra concepción muy diferente, un malentendido le aleja de la felicidad;
Delio es arrastrado por una clase de amor semejante al de Diana, pero que no logra subordinar al deber por falta de fuerza moral.
Como en la Diana de Montemayor, todos los personajes principales se encaminan al palacio de Felicia (ahora en tierras valencianas), donde los problemas se resuelven; pero no por arte de magia: todas las soluciones son razonables desde un punto de vista humano, los cambios de sentimientos son preparados con cuidado y resultan creíbles.

Gil Polo tomó todas sus opiniones sobre el amor de Gli Asolani de Bembo, quien enseñaba que el verdadero amor es bueno y razonable y moderado, además de gobernado por la razón. No conoce la perturbación, ya que los sufrimientos tradicionales de los enamorados sólo van asociados al amor sensual. El verdadero amor es siempre sereno.

Además de documento sociológico por las fiestas cortesanas y populares descritas en el libro V, es también una importante fuente de información sobre la vida literaria de Valencia (libro III).

[editar] La Galatea
Escrita por Miguel de Cervantes, es otra importante contribución a la discusión sobre el amor.

Como hiciera Gil Polo, Cervantes presenta numerosos "casos de amor", que conducen a una exposición sobre su naturaleza en el libro IV cuando Tirsi, replicando a Lenio, expone la teoría neoplatónica de León Hebreo.

La Galatea está bien concebida, sus varios relatos entrelazados están hábilmente dispuestos y tiene variedad en los personajes, pero es excesivamente sobria y prolija.

Lo pastoril en una forma o en otra se deslizó en las obras siguientes y Cervantes nunca abandonó la intención de escribir una segunda parte de La Galatea: lo afirmó en su prólogo a la segunda parte de Don Quijote (1615) (1) y, de nuevo, en la dedicatoria de su Persiles y Sigismunda (1616) al conde de Lemos (2), escrita en su lecho de muerte.

[editar] La Arcadia
Fue el primer ensayo de Lope de Vega en la novela.

La obra narra el nefasto amor de don Antonio de Toledo, al servicio del cual estuvo Lope en Alba de Tormes hasta 1595. Aunque el libro contiene una gran cantidad de hermosos poemas, su construcción es desordenada, como si Lope fuese incapaz de dominar su material.

[editar] Las novelas "realistas"
Junto a las novelas pastoriles, hubo también en el siglo XVI una floreciente tradición de ficción realista en forma de obras inspiradas en mayor o menor medida por La Celestina.

[editar] La lozana andaluza
Escrita por Francisco Delicado, narra de forma dialogada la carrera de Aldonza como prostituta y alcahueta en Roma. Que la intención del autor es, en parte, la de divertir resulta evidente dado el carácter del libro, pero también pretende algo más, pues hay un fuerte componente satírico dirigido, sobre todo, contra la Iglesia.

La narración deja entender que transcurre antes del saqueo de Roma en 1527, ya que se insertan unas profecías sobre la destrucción de la urbe como castigo de su corrupción. Probablemente el libro fue acabado en 1524, como declara el autor, y después retocado.

El texto, definido por Delicado como retrato, el más natural que el autor pudo, es -en efecto- un retrato de la Lozana y de la sociedad en que se mueve. Esta "naturalidad" es también perceptible en el lenguaje de la obra, pues Delicado intentó transcribir el habla coloquial de las gentes de una manera directa, sin la intervención de la retórica.

[editar] Vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades
De autor desconocido y publicada en cuatro ediciones (Burgos, Alcalá, Amberes y Medina del Campo) en 1554, cuenta en forma de autobiografía la historia de Lázaro que, siendo niño, fue entregado por su madre a un ciego para servirle de guía; de cómo pasa de uno a otro hasta que consigue llegar a ser pregonero en Toledo y casarse con la manceba de un arcipreste.

El libro se articula en siete tratados que son en lo fundamental -y al menos en apariencia- la historia de un muchacho que, a pesar de las dificultades, consigue un éxito modesto en la vida. Pero el libro está lejos de ser ingenuo: cuajado de ironías, El Lazarillo es un cuadro realista de la España del XVI y un retrato de cómo un niño en trance de convertirse en hombre es moldeado de forma imperceptible por el ejemplo de los demás. El final de Lázaro es el espejo de su vida entera. En algunos rasgos refleja a su primer amo, en otros la fría hipocresía del segundo, más tarde las obsesiones del escudero y, por último, la despreocupada blasfemia del buldero.

Aunque adopta la forma de una carta noticiosa, género entonces muy cultivado, en el que se relataban "casos" curiosos propios o ajenos, y el protagonista nunca se designa a sí mismo como pícaro, no cabe duda de que el anónimo autor crea el esquema de la novela picaresca:

autobiografía de un desventurado, narrada desde su nacimiento en una familia sin honra, y contada como una sucesión de peripecias que van arruinando su sentido moral;
articulación de la autobiografía mediante el servicio del protagonista a diversos amos, como pretexto para la crítica social;
trayectoria vital que lo conduce a u estado final de deshonor, desde el que evoca su vida.
Estructura de la novela:

Intoducción: vida de Lázaro antes de partir con el ciego.
Primera parte: fase de aprendizaje.
Episodio del ciego.
Episodio del clérigo.
Episodio del escudero.
Segunda parte: "ascenso social".
Episodio del mercedario.
Episodio del buldero.
Episodio del capellán.
El caso: núcleo de la narración en el que confluyen todos los elementos, da motivo al relato y lo cierra.
La impresión de cuatro ediciones en un año indica que el libro conoció un éxito comercial inmediato.

[editar] Otros subgéneros
El XVI fue un siglo de experimento para la prosa novelesca.

Uno de ellos fue el Proceso de cartas de amores (¿Toledo?, 1548) de Juan de Segura, primera novela epistolar europea. Se trata una ficción sentimental cuya novedad no reside en su tema sino en la manera de tratarlo. Toda la obra se desarrolla en forma de cartas entre dos enamorados sin nombre, que describen sus sentimientos desde el primer acercamiento del hombre hasta el momento en que la familia de la muchacha se la lleva a un destino desconocido.
Otra de las curiosidades literarias del siglo es El crotalón de "Christophoro Gnophoso", identificado con Cristóbal de Villalón. La obra fue escrita alrededor de 1553. Es un diálogo satírico al estilo de Luciano entre un zapatero y un gallo que ha sido muchos personajes en otras vidas. Esto permite al autor abarcar ampliamente toda clase de hombres y sus condiciones, satirizando las debilidades y locuras humanas. El resultado es un mosaico literario de extraña complejidad, en el que los textos lucianescos se han cristianizado y las obras clásicas e italianas se han acondicionado a una lectura actualizada. La obra describe una cadena de transmisión de saber: si al comienzo de la obra Micilo era un zafio zapatero, cuando concluye es un hombre desengañado, pero que posee una visión del mundo, basada en la libertad y en la dignidad del ser humano.
También atribuido a Villalón es el Viaje de Turquía, diálogo en el cual Juan de Votadiós y Matalascallando interrogan a Pedro de Urdemalas (los tres nombres pertenecen al folklore español) sobre sus aventuras en países extranjeros, en especial acerca de su cautiverio a manos los turcos. Se ofrece, pues, una visión de Turquía como contrapunto de España; es decir, la realidad lejana se proyecta sobre la cercana para dar a conocer la verdadera situación de esta última. Tanto su forma (coloquio), como su atrevimiento crítico y la visión de la sociedad española, indican la filiación erasmista de su autor.
El redescubrimiento de la novela bizantina, muy en especial de Las Etiópicas, de Heliodoro, dio lugar en el siglo XVI a numerosas imitaciones europeas. La primera en español fue la Historia de los amores de Clareo y Florisea y de los trabajos de la sinventura Isea (Venecia, 1552) de Alonso Núñez de Reinoso, relato típico de enamorados separados, aventuras exóticas y extraños cambios de fortuna, que es una adaptación del libro V del Leucipe y Clitofonte de Aquiles Tacio, a través de la versión al vulgar de Ludovico Dolce. Sin embargo, no será hasta principios del siglo XVII cuando el género bizantino dé sus obras más ambiciosas: El peregrino en su patria (1604), de Lope de Vega y Los trabajos de Persiles y Segismunda (1617) de Cervantes.
Una de las características del siglo XVI es el creciente interés por la novella italiana o novela corta. Un magnífico ejemplo español aislado es la anónima Historia del Abencerraje y la hermosa Jarifa, de la que se conocen cuatro versiones: una en la miscelánea en prosa y verso de Antonio de Villegas, Inventario (Medina del Campo, 1565; pero según el privilegio el autor había solicitado licencia en 1551); otra, intercalada en una edición de 1561 de la Diana de Montemayor; una tercera, impresa en Zaragoza (sin fecha) al parecer como un extracto de una crónica; y la cuarta en un manuscrito que se encuentra en Madrid. El relato es sencillo: cuenta cómo el noble moro Abidarráez es hecho prisionero en una emboscada cristiana, lo que le impide asistir a una cita con su amada Jarifa. Conmovido por la situación del moro, su captor, Rodrigo de Narváez, le concede la libertad para que pueda verla. Los enamorados regresan para entregarse voluntariamente a Narváez, que vuelve a mostrar su generosidad liberándoles.

--------------------------------------------------------------------------------

[editar] Notas
(1) Olvídaseme de decirte que esperes el Persiles, que ya estoy acabando, y la segunda parte de Galatea.

(2) Todavía me quedan en el alma ciertas reliquias y asomos de las Semanas del jardín, y del famoso Bernardo. Si a dicha, por buena ventura mía, que ya no sería ventura, sino milagro, me diese el cielo vida, las verá, y con ellas fin de La Galatea, de quien sé está aficionado Vuesa Excelencia.




[editar] Enlaces externos
Mapa conceptual sobre las novelas renacentistas.
La Diana de Montemayor.
Los siete libros de la Diana.
Página de A. Robert Lauer (en castellano).
Diana enamorada.
La Diana enamorada.
Aurora Egido. La invención del amor en la Diana de Gaspar Gil Polo.
La Galatea.
La Galatea (Cervantes Virtual).
La Galatea (Colección Cibertextos).
Isabel Colón Calderón. Poesía y poetas en la Galatea.
Bruno. M. Damiani. El valle de los cipreses en La Galatea de Cervantes.
Victoriano Santana. Preliminares y razones para el incumplimiento voluntario de una promesa: el caso de la segunda parte de La Galatea.
Mirta R. Zidovec. La idea del tiempo en La Galatea de Cervantes: una expresión del pensamiento renacentista.
La lozana andaluza.
Lazarillo.
La vida de Lazarillo de Tormes y de sus venturas y adversidades (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes).
La vida de Lazarillo de Tormes y de sus venturas y adversidades (Colección Cibertextos).
La vida de Lazarillo de Tormes y de sus venturas y adversidades (Proyecto Gutenberg. Descarga directa).
Página de Juan Ramón de Arana.
Página de Lemil Collazo, Pedro González y Pablo Ríos.
Julio Baena. Lazarillo de Tormes y el Levítico: La piedra de escándalo de la utopía infame.
Francisco Calero. Interpretación del Lazarillo de Tormes.
Francisco Calero. Luis Vives fue autor del Lazarillo de Tormes.
Francisco Calero. El prólogo del Lazarillo de Tormes y la obra de Luis Vives.
Marco Antonio Coronel Ramos. Reseña a Francisco Calero. Juan Luis Vives, autor del Lazarillo de Tormes.
Margarita Ferro. Perversión del aprendizaje violento en el Tratado 1º de Lazarillo de Tormes.
David González Ramírez. Lazarillo de Tormes, condenado al anonimato.
Gustavo Martínez. Lazarillo o la voz del otro.
Juan José del Rey Poveda. El Tratado Primero del Lazarillo de Tormes.
María del Carmen Vaquero. Una posible clave para el Lazarillo de Tormes.
María del Carmen Vaquero. Juan de Luna, continuador del Lazarillo: ¿miembro de la toledana familia Álvarez Zapata?.
José R. Vilahomat. Lazarillo de Tormes: Preinstancias del discurso postmoderno desde el sujeto híbrido.
Gregorio González. El guitón Onofre. Introducción. Texto.
El crotalón.
El crotalón.
Ana Vian. La Batracomiomaquia y El Crotalón: de la épica burlesca a la parodia de la historiografía.
Ana Vian. El diálogogo de las transformaciones y el enigma de su autoría.
Ana Vian. El yo creador y su proceso de elaboración artística: la génesis de El Crotalón.
Viaje de Turquía.
Viaje de Turquía.
Viaje de Turquía (edición e introducción de García Solalinde).
Historia de los amores de Clareo y Florisea...
Christine Marguet. De Leucipa y Clitofonte... a Historia de los amores de Clareo y Florisea...: un caso de reescritura novelesca entre traducción y creación.
Obtenido de "http://portales.educared.net/wikiEducared/index.php?title=Las_novelas_renacentistas"
Categoría: Lengua y Literatura


ASIGNATURAS

Novela picaresca imágenes


novela picaresca

Novela picaresca
Artículo de la Enciclopedia Libre Universal en Español.
Saltar a navegación, buscar
Género literario típicamente español, pero con larga descendencia europea, que cabe diferenciar de la biografía de criminales o delincuentes, de la estricta autobiografía o confesión y de la novela de aprendizaje o bildungsroman.

El primer exponente del género es la anónima Vida del Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, impresa en 1554 en Alcalá, Burgos, Amberes y, como se acaba de descubrir hace poco, también en Medina del Campo. Sin embargo, la novela que estableció el modelo definitivamente fue la Vida del pícaro Guzmán de Alfarache (1599) de Mateo Alemán. Las características principales del género son:

1. El protagonista es el pícaro, de muy bajo rango social y descendiente de padres sin honra o abiertamente marginados o delincuentes. A modo de antihéroe, el pícaro resulta un contrapunto al ideal caballeresco. Su aspiración es mejorar de condición social, pero para ello recurre a su astucia y a procedimientos ilegítimos como el engaño y la estafa. Vive al margen de los códigos de honra propios de las clases altas de la sociedad de su época y su libertad es su gran bien, pero también tiene frecuente mala conciencia.

2. Carácter de falsa autobiografía. La novela picaresca está narrada en primera persona como si el protagonista narrara sus propias aventuras, empezando por su genealogía, antagónica a lo que se supone es la estirpe de un caballero. El pícaro aparece en la novela desde una doble perspectiva: como autor y como actor. Como autor se sitúa en un tiempo presente que mira hacia su pasado y narra una acción, cuyo desenlace conoce de antemano.

3. Determinismo: aunque el pícaro intenta mejorar de condición social, fracasa siempre y siempre será un pícaro. Por eso la estructura de la novela picaresca es siempre abierta. Las aventuras que se narran podrían continuarse indefinidamente, porque no hay evolución posible que cambie la historia.

5. Carácter moralizante y pesimista. Cada novela picaresca vendría a ser un gran "ejemplo" de conducta aberrante que, sistemáticamente, resulta castigada. La picaresca está muy influida por la retórica de la época, basada en muchos casos, en la predicación de "ejemplos", en los que se narra la conducta descarriada de un individuo que, finalmente, es castigado o se arrepiente.

6. Carácter satírico. La sociedad es criticada en todos sus capas, a través de las cuales deambula el protagonista poniéndose como criado al servicio de un elemento representativo de cada una. De ese modo el pícaro asiste como espectador privilegiado a la hipocresía que representa cada uno de sus poderosos dueños, a los que critica desde su condición de desheredado porque no dan ejemplo de lo que deben ser.

7. Realismo, incluso naturalismo o expresionismo al describir algunos de los aspectos más desagradables de la realidad, que nunca se presentará como idealizada sino como burla o desengaño.

La trayectoria del género en España es la siguiente:

Anónimo, Vida del Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, 1554.
Mateo Alemán, Vida del pícaro Guzmán de Alfarache, atalaya de la vida humana, 1599
Francisco de Quevedo, Vida del Buscón llamado don Pablos (1603?), impreso sin permiso del autor en 1626)
Vicente Espinel, Vida del escudero Marcos de Obregón (1618)
Anónimo, Vida de Estebanillo González, hombre de buen humor (1646)
Obras asimilables al género, pero que no comparten todas sus características, son Rinconete y Cortadillo de Cervantes, El diablo Cojuelo de Luis Vélez de Guevara o la Vida de Diego de Torres y Villarroel.

La novela picaresca española influyó mucho en la narrativa europea, que produjo auténticas obras maestras del género. Por ejemplo, Moll Flanders, de Daniel Defoe, en Inglaterra; Simplicius Simplicíssimus, de Johann Grimmelhausen, en Alemania, o Las aventuras de Gil Blas de Santillana de Alain-René Lesage, en Francia. Tambien se puede mencionar El Periquillo Sarniento (1816) del mexicano José Joaquín Fernández de Lizardi.

En la actualidad puede decirse que algunos subtipos de la llamada "novela negra" policiaca están muy cerca de la novela picaresca y reactualizan sus tópicos con mucha fuerza.

[escribe] Bibliografía
ZAMORA VICENTE, Alonso, Qué es la novela picaresca. Buenos Aires: Editorial Columba, 1962.

Obtenido de «http://enciclopedia.us.es/index.php/Novela_picaresca»

viernes, 30 de abril de 2010

Lazarillo y Diego Hurtado de Mendoza

30/04/2010 Edición impresa Conectar Mi suscripción Recibir boletín Inicio | Libros | Arte | Escenarios | Entrevistas | Cine | Opinión Buscar Búsqueda avanzada Blogs Agenda Premios Libros más vendidos Exposiciones Estrenos Discos Arte internacional Imágenes Vídeos Entrevistas RSS El Lazarillo no es anónimo
La paleógrafa Mercedes Agulló documenta que su autor es Diego Hurtado de Mendoza( 05/03/2010 )

Resultados:

La noticia es trascendental para la historia de nuestra literatura. El Lazarillo, considerada como la primera novela moderna, embrión del Quijote, no es anónimo, como hasta ahora se ha venido considerando. La paleógrafa más prestigiosa y reconocida en el mundo académico, Mercedes Agulló, documenta en un libro que aparecerá dentro de unos días en la editorial Calambur con el modesto título de A vueltas con el autor del Lazarillo, que Diego Hurtado de Mendoza -personaje fascinante del siglo XVI- es, con toda probabilidad, su autor. Los papeles encontrados por Mercedes Agulló en la testamentaría del cronista López de Velasco, su albacea, así lo acreditan.


Primera documentación sobre el autor del Lazarillo, por Pablo Jauralde

Ala gran paleógrafa Mercedes Agulló (Madrid, 1925) le debemos el hallazgo. Lleva Mercedes décadas -toda su vida de investigadora, en realidad- revisando inventarios de libros, buscando en fuentes documentales de todo tipo, así que A vueltas con el autor del Lazarillo “no es el resultado de un hallazgo casual, sino de la tenaz persecución de un hilo durante todo este tiempo”.

La considerada como primera novela moderna -embrión del Quijote- ha sido motivo de estudio de los mejores especialistas. Durante los dos últimos siglos se le han adjudicado autorías distintas y procedencias estéticas e ideológicas muy diversas, pero nunca se había encontrado un testimonio directo que lo relacionara con un autor, y que permitiera un estudio documentado. El Lazarillo se publicó en 1554 y, al poco tiempo, en 1559, sus supuestas obscenidades e irreverencias lo llevaron al Catálogo de Libros Prohibidos.

Quiere Mercedes Agulló que quede claro que la casualidad no ha intervenido en su investigación. Y para ello quiere empezar por el principio, por su Tesis doctoral, que versó sobre La imprenta y el comercio de libros en Madrid. Siglos XVI-XVIII.

- Para redactarla me fue necesario consultar la documentación de Archivos parroquiales, Archivo Histórico de Protocolos y el Histórico Nacional, esencialmente. Entre esos documentos figuran muchos Inventarios de libros, tanto de impresores y libreros, como de personajes. Acabada la Tesis, no terminé yo mi tarea sino que la continué con idea de hacer unas “Adiciones”, que en este momento ya tengo preparadas para su publicación, una vez que la Tesis está en Internet, para que al menos sea útil y no esté sometida a “saqueos”. En estas “Adiciones”, he prestado especial atención a los Inventarios y tasaciones y, en mi búsqueda, di con el de los libros pertenecientes a un abogado Juan de Valdés, dueño nada menos que de casi 300 obras (todas inventariadas con su lugar de impresión y año, lo que no es muy habitual). Más importante todavía es que, junto al Inventario de ese Valdés, su hermana y testamentaria realizó el de los bienes y libros de Juan López de Velasco, de quien el abogado había sido testamentario.

Papeles de López de Velasco
“¡Ese Inventario sí que es una auténtica joya y un centón de noticias!”, subraya Mercedes, que está preparando ya un trabajo sobre ambas “librerías” (como se llamaban entonces las bibliotecas). Nos recuerda la autora la importancia de este personaje de la corte de Felipe II, cosmógrafo, gramático, historiador, que poseía una biblioteca impresionante de libros sobre América. Pero, lo más importante, López de Velasco fue encargado (¿por el Rey?) oficialmente de “castigar” el Lazarillo en 1573, es decir, de podarlo y censurarlo para poder sacarlo del Catálogo de los libros prohibidos.

“Puede suponer -cuenta Mercedes- con qué atención y minuciosidad leí ese Inventario. Junto a un importantísimo bloque documental de “papeles” americanos y una gran parte de las obras de San Isidoro (recogidas en la Cartuja sevillana de Las Cuevas, en León, en Alcalá… porque López de Velasco estaba trabajando en el tema), se encontraba en una serie de serones y cajones el impresionante lote de documentos acumulados por don Diego Hurtado de Mendoza durante su larga vida -75 años- ya que al Cosmógrafo Real se le había encargado la administración de su hacienda. Ahí encontramos, al lado de “Una copia de Las guerras de Granada y otros papeles de la hacienda de Carmona”, dos líneas que dicen: UN LEGAJO DE CORRECCIONES HECHAS PARA LA IMPRESIÓN DE LAZARILLO Y PROPALADIA.

“Creo que estuve leyendo y releyendo esas dos líneas no sé el tiempo…” añade.
Todo esto lo cuenta Mercedes Agulló con un garbo y una memoria envidiables, impropios de sus 84 años desde su casa de El Puerto de Santa María, donde vive con su perro, su gato y millares de copias de legajos valiosos, que esconderán sin duda secretos de nuestra literatura y nuestra historia. Ahora trabaja sobre tapiceros y bordadores de los siglos XVI al XIX, “pero de lo que sí presumo -dice entre risas- es de ser una buena paleógrafa”.

La afirmación no es baladí porque la lectura de documentos de los siglos XVI y XVII es una tarea complicadísima, casi imposible, para el común de los mortales. A partir de aquel hallazgo, la investigadora confiesa haber invertido en el Lazarillo sus buenos cinco años, “¡ no siempre escribiendo, claro!, sino esperando libros pedidos que tardaban meses en llegar y cuya petición tramitaba Pilar Alcina, sin cuya ayuda no habría sido posible contar con ellos”. Cinco años de comprobaciones, lecturas, “porque un buen investigador debe siempre conocer, antes de escribir una sola línea, lo que ya se ha dicho y escrito”, y en el caso del Lazarillo la bibliografía casi alcanza la del Quijote…

Museos de Madrid
Mercedes fue directora durante once años de los Museos Municipales de Madrid , que es la actividad profesional de la que se siente más satisfecha. “De mí dependieron -cuenta con orgullo - el viejo Museo (25 años cerrado hasta mi llegada) de la calle de Fuencarral, el Arqueo- lógico, por algún tiempo el Conde Duque y hasta la Ermita de San Antonio de la Florida. Hicimos algunas de las Exposiciones más importantes sobre Madrid; no le doy títulos porque fueron más de cincuenta, y sus catálogos, hoy en su mayoría agotados, son imprescindibles para el estudio de la Villa”.

Cauta y rigurosa, aunque entusiasmada, Mercedes Agulló insiste en que “desde luego, nada puede darse como absolutamente definitivo, pero el hecho de que el legajo con correcciones hechas para la impresión de Lazarillo se hallara entre los papeles de don Diego Hurtado de Mendoza, me ha permitido desarrollar en mi libro una hipótesis seria sobre la autoría del Lazarillo, que fortalecida por otros hechos y circunstancias apunta sólidamente en la dirección de don Diego”.

-Su investigación da al traste con dos siglos de estudios por parte de prestigiosos especialistas y eruditos como Martín de Riquer, Blecua, Rico, Rosa Navarro...
-Hasta ahora, todas las atribuciones del precioso librillo no han tenido base documental en que apoyarse.Trabajos excepcionales han considerado diferentes aspectos de la obra, la formación y lecturas de su autor, su conocimiento de la sociedad de su tiempo, tan maravillosamente reflejada en la obra, pero no había referencia a un texto que relacionase autor y obra. Para mí todas las opiniones son aceptables y todas tienen su justificación y son resultado de importantes averiguaciones. Yo he analizado el tema desde el punto de vista de un historiador…

A vueltas con el autor del Lazarillo (Calambur) verá la luz dentro de unos días y conoceremos entonces cuál es la reacción de los especialistas. Probablemente haya que cambiar muchas cosas de los libros de literatura. Mientras tanto, la investigadora me transmite esta petición: “Habrá que pedir al alcalde de Madrid que ponga una placa de don Diego Hurtado de Mendoza en la calle de Toledo y en la casa, que yo he localizado, donde murió.”
Blanca BERASATEGUI


¿Quién era Diego Hurtado de Mendoza?

Don Diego Hurtado de Mendoza era un hombre fascinante. Fue el gran personaje público del siglo XVI. Nació en la Alhambra en torno al 1500. Su padre, Íñigo López de Mendoza, Capitán General del Reino de Granada ejercía de gobernador, y el joven Diego recibió una educación exquisita, contando con los mejores preceptores de la época, como Pedro Mártir de Anglería. Conocía el latín, el griego, el hebreo y el árabe, entre otras lenguas. Fue delegado del emperador Carlos V en el Concilio de Trento y embajador en la corte de Inglaterra, en Roma y en Venecia, donde se convirtió en una personalidad respetadísima, protector de Vasari y Tiziano, entre otros.

Escribe Mercedes Agulló en su libro A vueltas con el autor del Lazarillo que “don Diego Hurtado de Mendoza era un hombre de una pieza, que no tenía miedo a nada, y que dirigió importantes acciones militares. Representa como pocos el ideal renacentista de unión de las armas y las letras”. Hombre extrovertido y generoso, adoraba a su hermana María Pacheco, mujer del comunero Juan de Padilla, para quien pidió el perdón real. Mecenas de pintores y escritores, lector infatigable de manuscritos, era nieto del Marqués de Santillana, amigo de Gracián y santa Teresa de Jesús, y recibió elogios literarios de Lope de Vega: “¿Qué cosa aventaja a una redondilla de don Diego Hurtado de Mendoza?”. Su vida pública, en cambio, fue todo menos apacible: por ejemplo, siendo gobernador de Siena fue acusado por sus enemigos de irregularidades finacieras y el proceso que exigió para demostrar su inocencia se falló treinta años después con su absolución (1578).

Gozó del favor y del afecto del Emperador Carlos V, pero Felipe II, sin embargo, lo detestaba y fue ruin con él. La investigadora cree que el verdadero motivo de su desafecto “era el deseo del rey de hacerse con la biblioteca de don Diego, una de las más destacadas en la época, tanto en impresos como en su valiosísima colección de manuscritos. Le regaló al rey seis o siete baúles llenos de manuscritos árabes”.

Tras un accidente se le gangrenó la pierta, que tuvieron que cortársela. A los cuatro días, el 14 de agosto de 1575, murió y fue enterrado en el Monasterio de la Latina. La pierna amputada la habían enterrado antes, en la sacristía de la iglesia de los Santos Justo y Pastor. “¡Ah, cuando le cortaron la pierna gangrenada, no usó más anestesia que el rezo del Credo! ¡Échale temple!”, apostilla Mercedes Agulló.

Información relacionada:
(05/03/2010) Primera documentación sobre el autor del Lazarillo

--------------------------------------------------------------------------------
BLOGS


--------------------------------------------------------------------------------

La papelera de Juan Palomo
Granta los busca jóvenes y talentososEl Incomodador
PornoEsceptrum
Las editoriales en la encrucijadaGalería de imágenes


En el centro de este manuscrito podemos leer:"Vn legajo de correçiones hechas para la ynpressión de Lazarillo y Propaladia". Arriba, uno de los pocos retratos de Diego Hurtado de Mendoza, autor de 'El Lazarillo'.


de J. A. González Iglesias
"La palabras muerden, arañan, acarician..."
Publicidad